jueves, 22 de agosto de 2013

EL TERCER SEXO SE PRONUNCIA: NI HOMBRE NI MUJER, PERSONA


Las personas intersexuales han hecho oír sus reclamos: el Consejo Alemán de Ética recomendó al Estado reconocer sus derechos y proteger de toda discriminación a quienes no pertenecen ni al sexo masculino ni al femenino.
Tras un año de deliberaciones, el Consejo Alemán de Ética entregó al Gobierno su informe sobre la situación de las personas con desarrollo sexual atípico (DSD, sus siglas en inglés) y recomendaciones para proteger su integridad física, su identidad sexual y su identidad de género. No todos los aludidos se perciben a sí mismos como intersexuales; de ahí que el comité use el término DSD para referirse a quienes nacen con algún grado de androginia, es decir, con rasgos genéticos y fenotípicos tanto de hombres como de mujeres.
El Ejecutivo pidió al consejo que elaborara el reporte –este gremio independiente asesora al Gobierno y al Bundestag en cuestiones jurídicas, sociales, médicas y científicas– después de que una comisión de Naciones Unidas exhortara a Berlín en 2009 a proteger los derechos humanos de los intersexuales. Un año antes, la activista Lucie Veith había denunciado ante la ONU las circunstancias bajo las cuales las personas con DSD son prácticamente forzadas a someterse a dolorosos procedimientos para borrar de su anatomía todo rastro de ambigüedad sexual.
Los 26 miembros del Consejo Alemán de Ética asesoran al Gobierno y al Bundestag.
El comité de ética sopesó los argumentos a favor y en contra de operar a las personas cuyos genitales no son claramente masculinos o femeninos, prestando gran atención a los casos que pueden justificar una intervención quirúrgica temprana. Según el consejo, debido a su irreversibilidad y a los riesgos que supone para la psique y el cuerpo, esas cirugías sólo deben practicarse con el consentimiento explícito de los afectados o, si se trata de infantes, cuando el desarrollo sexual atípico ponga en peligro la salud o la vida del menor.
¿Dos sexos, tres, muchos o ninguno?
Para sacar a los intersexuales de su estado de indefensión, el Consejo Alemán de Ética recomendó asegurar el financiamiento estatal de sus asociaciones y grupos de autoayuda; documentar de manera precisa los tratamientos administrados, archivar esa información y ponerla al alcance de los pacientes durante cuarenta años; crear un fondo para la indemnización de daños físicos y psíquicos causados por operaciones que no se ajusten a los estándares médicos actuales, y, donde aplique, catalogar y castigar esos perjuicios como delitos contra menores.
Ya en noviembre de 2011 se debatió en el Palamento alemán sobre los derechos de los intersexuales.
Las secuelas de una cirugía indebida pueden manifestarse en la pubertad o décadas después. Teniendo en cuenta la cantidad de intersexuales que han perdido su capacidad de sentir placer sexual o de reproducirse tras ser operados, el consejo pidió postergar la fecha de prescripción de delitos por negligencia médica. El gremio puso énfasis en que el diagnóstico y el tratamiento opcional de las personas con DSD deben tener lugar en un instituto interdisciplinario especialmente concebido para ello, y en que la asistencia médica debe ser ofrecida por centros independientes, siempre con la asesoría de otros intersexuales y sus grupos de autoayuda.
Con miras a ofrecerles mayores posibilidades de identificación sexual en las actas de nacimiento y el registro civil, el comité sugirió agregar la categoría “otro” a las de masculino y femenino, y eximir a los intersexuales de proporcionar información al respecto hasta que se decidan por alguna de estas tres opciones. El consejo también invitó a los legisladores a determinar si es realmente necesario que el sexo de los ciudadanos aparezca en el registro civil. Este punto es controvertido por los retos que supone para otras áreas del derecho.
Se sugirió ampliar las posibilidades de identificación sexual en el registro civil: masculino, femenino, “otro”.
Como muestra, un botón: cuando se habló sobre el escenario hipotético de las uniones civiles integradas por al menos una persona registrada bajo la categoría otro, los miembros del Consejo Alemán de Ética no pudieron llegar a un acuerdo. Algunos votaron a favor de que el Estado las reconociera como matrimonios tradicionales, pero la mayoría opinó que bastaba con registrarlas como parejas de hecho (Lebenspartnerschaft), la misma figura que legaliza las uniones homosexuales. “Ese es un acto de discriminación flagrante”, dice Veith decepcionada, en entrevista con Deutsche Welle.
Décadas de indefensión
En 2005, cuando Veith comenzó a abogar por los derechos de las personas con DSD, la intersexualidad todavía era un tema tabú; muchos médicos recomendaban a los padres ocultar el asunto y criar a los pacientes en función del sexo que se les había asignado, contando –erradamente– con que sus identidades de género se alinearían por sí solas con las nuevas formas de sus genitales. Ignorando que su condición tenía mayor prevalencia de la que podían imaginar, los intersexuales se sentían aislados e impotentes. Según el estamento médico, no hay más de 10.000 personas con DSD en Alemania; los grupos de autoayuda aseguran que hay entre 80.000 y 120.000.
Lucie Veith, activista de derechos humanos y presidenta del grupo Intersexuelle Menschen.
Aunque los médicos son más reservados actualmente a la hora de “convertir” a un intersexual en un varón o una hembra, miles de personas con DSD han sido sometidas a operaciones y tratamientos desde mediados del siglo XX para eliminar su androginia. No son nada raras las intervenciones en las que testículos y ovarios sanos son extraídos, penes “demasiado pequeños” o clítoris “demasiado grandes” son amputados, y genitales ambiguos son reconstruidos para que adquieran un aspecto claramente masculino o femenino, sin considerar la verdadera identidad de género de los afectados.
Tampoco escasean los testimonios en los que intersexuales comparan esta “castración sistemática” con la ablación de clítoris, practicada ritualmente en algunas regiones del mundo por razones culturales o religiosas y no médicas. Por tener lugar durante la infancia del paciente, muchas de estas cirugías se consuman con el consentimiento de sus padres, quienes se ven en el dilema de elegir entre el derecho del menor a un cuerpo intacto y el deseo de que su hijo se desenvuelva sin problemas en una sociedad que sólo acepta dos sexos.
En 2007, la película “XXY”, de la directora argentina Lucía Puenzo, trató el tema de la intersexualidad.
Numerosas operaciones se llevan a cabo a sabiendas de que los pacientes pueden perder la capacidad de experimentar placer sexual, parcial o totalmente, o de que la extracción de sus gónadas los hace dependientes, de por vida, de tratamientos hormonales que, a su vez, generan nuevos problemas de salud. En un estudio del Centro Médico Universitario Hamburgo-Eppendorf, un alto porcentaje de los encuestados atribuyó a estas cirugías sus severos malestares psíquicos, sus tendencias suicidas y sus inseguridades de cara a la propia identidad de género.
El desarrollo sexual atípico, un tema complejo
“El pronunciamiento del Consejo Alemán de Ética es un signo positivo, otro hito en el camino hacia el pleno reconocimiento de los derechos de los intersexuales”, concede Veith, presidenta de la asociación civil Intersexuelle Menschen. Sin embargo, Veith, quien prefiere hablar a título personal y no como vocera del grupo que lidera, no está satisfecha con todas las recomendaciones hechas por el comité. A sus ojos, la moción de este gremio constituye “tres pasos hacia adelante y uno hacia la derecha”.
Michael Wunder moderó las deliberaciones del consejo en torno al tema “intersexualidad”.
“El comité debería haber conminado al Estado a tomar medidas legislativas más contundentes para proteger la integridad física y psíquica de los intersexuales, que es, al fin y al cabo, lo que está en peligro cuando sus genitales son mutilados. Esa responsabilidad terminó de nuevo en manos de los médicos”, lamenta Veith. “Además, aunque enfatizó el derecho de los intersexuales a la autodeterminación, el comité dejó prácticamente desprotegidos a quienes presentan hiperplasia suprarrenal congénita (HSC)”, sigue la activista.
En el pronunciamiento de este 23 de febrero, el consejo estableció que, cuando el sexo de una niña puede determinarse sin lugar a dudas, a pesar de que el aspecto externo de sus genitales es ambiguo –como en el caso de las niñas con HSC–, ésta debería ser operada tempranamente para que su anatomía concuerde con su sexo. La polémica decisión hace evidente la complejidad del desarrollo sexual atípico: éste tiene distintas manifestaciones y cada una de ellas trae consigo implicaciones diferentes.
Bianca Claße, de la AGS-Initiative, el grupo que representa a los padres de personas con HSC.
Para Bianca Claße, madre de dos niñas con HSC e integrante de una asociación que actúa como portavoz de los padres de personas con hiperplasia suprarrenal congénita, el marco legal vigente es óptimo porque permite “corregir” quirúrgicamente los genitales masculinizados de infantes cuyo sexo femenino está claramente determinado por los cromosomas. Claße dice no estar en contra de que se reconozca la existencia de un tercer sexo, pero insiste en que “esa identidad debe ser elegida libremente por cada quien”.
El debate en torno a las operaciones
Aunque admitió que la decisión de operar a una hija no es fácil, Claße culminó su intervención ante el Comité Alemán de Ética señalando que la “corrección” de los genitales externos de las niñas con HSC les ahorraba el sufrimiento causado por el rechazo social y la sensación de ser “diferentes”. “Muchos intersexuales dicen haberse sentido así cuando eran pequeños y atribuyen sus depresiones a esa experiencia. En comparación, la reducción del clítoris y la cirugía plástica de la vagina entrañan peligros menores”, sostuvo Claße.
Diana Hartmann, una de las pocas personas con HSC en Alemania que nunca han sido operadas.
Diana Hartmann, de Hamburgo, ha sufrido la exclusión social en carne propia, pero no comparte la opinión de Claße. A su juicio, no es el cuerpo humano el que debe adaptarse a la noción binaria que la sociedad tiene de la sexualidad; es ésta la que debe abrirse a la diversidad: “No hay espacio para mí en esta sociedad, ni como intersexual, ni como mujer masculinizada, ni como hombre afeminado. Yo quisiera que ella nos acogiera con respeto en lugar de tratarnos como mutantes, enfermos o extraterrestres”, comentó.
Hartmann es una de las pocas personas con hiperplasia suprarrenal congénita en Alemania que nunca han sido operadas; de ahí la relevancia de su testimonio ante el Consejo Alemán de Ética. Su llamado: “Que se nos libere de las garras de la ciencia y se nos acepte en el corazón de la sociedad tal como somos; es ahí donde pertenecemos”. Veith la secunda cuando dice: “Ser intersexual no significa estar enfermo; la intersexualidad es una vertiente más del desarrollo sexual humano”.
AI: “El bienestar de un niño tiene mayor rango que el deseo de sus padres de tener un hijo ‘normal’ ”.
Amnistía Internacional está por publicar un comunicado para dar a conocer su posición en lo que a los derechos humanos de las personas intersexuales se refiere; su premisa básica ya ha empezado a circular por algunas de sus delegaciones en Alemania: “un niño intersexual sólo debe ser operado y sometido a tratamiento si esas medidas son consideradas necesarias por razones médicas; el bienestar de los niños tiene mayor rango que el deseo de sus padres o representantes de tener un hijo ‘normal’ ”, reza parte de ella.
Un asunto de derechos humanos
“Lo ideal sería posponer las intervenciones quirúrgicas hasta que el intersexual tenga edad suficiente para consentirlas y decidir por sí mismo si someterse o no a tratamiento”, continúa la directriz de Amnistía Internacional. “Nosotros no distinguimos entre los casos de intersexualidad y los de HSC, sino entre los argumentos médicos y no médicos expuestos para justificar operaciones tan delicadas”, señala Ben Reichel, vocero del capítulo hamburgués de Queeramnesty, el grupo de Amnistía Internacional enfocado en temas de orientación sexual, identidad sexual y de género.
“Todavía no tenemos estadísticas que nos permitan conocer las circunstancias en las que viven los intersexuales fuera del mundo de habla alemana. Asociaciones de intersexuales y grupos de autoayuda de Alemania llamaron nuestra atención hacia la violación de sus derechos humanos y nosotros tuvimos que investigar sobre el tema durante medio año porque la información estaba desperdigada. Sin embargo, no tardamos mucho en percatarnos de la gravedad de la situación y de que el Estado estaba tolerando esas violaciones”, explica Reichel.
Consultada sobre la posibilidad de que el registro civil alemán admita una tercera posibilidad de identificación sexual, aparte de masculino y femenino, Veith responde: “Yo creo que sería muy bueno porque pondría fin, de un solo plumazo, a la patologización de los intersexuales”. Veith, quien se define como una “mujer XY” –una mujer con cromosomas masculinos–, ofrece asesoría a los padres de niños intersexuales, insistiendo en que una vida entre ambos sexos, llena de amor y respeto, es posible.
Autor: Evan Romero-Castillo
Editor: José Ospina-Valencia

lunes, 19 de agosto de 2013

Rasgos psicológicos del maltratador y espiral de abuso

La repercusión del maltrato y de la violencia contra la mujer produce toda una serie de traumas o secuelas psicológicas que llevan a caer en la llamada “espiral del abuso”. En la Ley de Violencia de Género* sólo se reconoce los malos tratos del hombre a la mujer y no de modo contrario. Aunque el ciclo de maltrato puedan producirse a la inversa, con mucha menos frecuencia, las repercusiones -desde luego- no son tan graves. No todos los hombres son maltratadores y, más que proyectar una hostilidad generalizada contra ellos, la cuestión sería aprender a reconocer -desde el principio- los rasgos del maltratador antes de caer en sus redes. Nuestro lema es Prevenir y denunciar.
21091


La espiral del abuso o el maltrato no es fruto de ninguna enfermedad o algún tipo de adicción, sino de un sistema social basado en la desigualdad, en un sistema de abuso de poder, de dominación, que afecta a todos los grupos sociales. El maltratador comienza habitualmente con el maltrato psicológico, con el acoso a su víctima, que consiste en ir aislando progresivamente al sujeto de su entorno social o cultural, en ir reduciendo su autoestima para transformarla en un ser dependiente, en una persona insegura y bloqueada. Una vez en la red es difícil de salir, las propias víctimas lo manifiestan: “al principio él era muy cariñoso pero poco a poco empezó a cambiar y se volvió un hombre posesivo, celoso y controlador”; “Él me dice que estoy fea, que tengo un cuerpo gordo, no me deja salir con mis amigas a tomar nada, sólo a sus cumpleaños”; “Me reprende y me trata como una niña, hasta que terminado considerándome torpe e insegura y me ha costado tiempo recuperarme”. El maltratador abusa de su poder físico o económico y, en ciertos casos, la mujer se deja maltratar adquiriendo un sentido de culpabilidad similar “al síndrome de Estocolmo” en el que se otorga la responsabilidad de evitar conflictos o situaciones que conlleven una ruptura matrimonial. El principal motivo que retiene a la víctima es el temor a las represalias, la dependencia económica y el miedo a perder a los hijos.

El ciclo del maltrato generalmente comienza en la infancia del propio acosador que también ha sido maltratado, la espiral de violencia es generacional, probablemente en un entorno en donde la violencia verbal o física -o ambas- son medios para obtener fines. La raíz del problema es el miedo, el miedo al abandono que surge en la infancia, que en el adulto se transformara en un sofisticado mecanismo de control, los celos, pasar de controlado a controlador. La desconfianza en el otro nace de la desconfianza en uno mismo: ” Empezó primero con unos celos infundados por cualquier cosa, una llamada, un retraso inesperado por el tráfico, etc”.
Rasgos del maltratador:

1- Es posesivo, exigente y dominante. Tratará de alejarte de tu familia y de tus amigos incomodándolos, hasta el punto de transformar tu personalidad, para privarte de apoyo externo y hacerte dependiente. Mediante la violencia aspira a ejercer el poder y control absoluto sobre su pareja, sobre lo que haga, sobre sus pensamientos y sentimientos más íntimos.

2. Es egocéntrico. El mundo gira a su alrededor, es manipulador y nunca reconoce sus errores. La mujer es un satélite importante sólo bajo su control, en el momento que tome independencia mostrará sus rasgos violentos.

3. Mal temperamento. El enfado, las pataletas infantiles, las amenazas a otros, las peleas contra su entorno justificadas o no, poco a poco, se volverán contra ti.

4. Tendencia a ridiculizarte o humillación pública: Para mantenerte bajo control te insultará o dirá cosas hirientes sobre ti delante de otras personas para destruir tu confianza. Constantemente hará pasar por fallos rasgos personales que en si no son errores, dejándote con la sensación de que siempre estás haciendo algo mal.

5. Controlador o control paranoide, piensan que los demás se van a aprovechar de ellos. Necesidad obsesiva de controlarte a base de preguntas bien ordenadas destinadas a buscar contradicciones. El maltratador te vigilará y querrá saber en todo momento dónde estás y con quién estás. Ya que considera a la mujer como una posesión suya y no como una persona con vida propia.

6. Violento y agresivo. Empezará poco a poco, rompiendo cosas, golpeando las paredes hasta que golpee contra ti. Déjalo de inmediato y denuncia.

7. Apego infantil. No tardará mucho en querer comprometerse y desear casarse. El enamoramiento rápido es signo de superficialidad, de conexiones superficiales.

MALTRATADOR DE PERSONALIDAD EGOCÉNTRICA.



Este tipo de maltratador no es capaz de sentir emociones hacía su pareja y por ello es incapaz de que la relación perdure en paz, por falta de empatía con su compañera.

 En ocasiones, los pocos sentimientos afectivos que genera el maltratador no los manifiesta o quedan apagados por su compulsiva necesidad de ser admirado. En realidad, esta necesidad de ser reconocido, esta omnipotencia, esta vanidad, es un mecanismo de defensa para ocultar su enorme inseguridad, que nace de una imagen distorsionada de sí mismo, de una imagen de superioridad que no corresponde con la realidad, en muchas ocasiones proyectada sobre ellos en la infancia por sus padres, que han generado unas expectativas sobre el niño demasiado elevadas. Todo esto se traduce en agotadores esfuerzos por lograr la admiración de los demás.

Descalificar al círculo de la víctima o a los que considera sus competidores, forma parte de su necesidad compulsiva de destacar. Se siente superior a la masa, expresión de sus sentimientos de grandeza, de sus capacidades exageradas alabadas por su séquito, por sus seguidores. Porque sabe rodearse de un círculo de admiradores ante los que es impecable, intachable, y que ignoran la violencia interna que proyecta en su víctima.

Aunque no es capaz de empatizar con las emociones de su víctima, sí es capaz de generar admiración en ésta con su locuacidad, con su atención y su entrega inicial para atraparla en su red de violencia.
21091-2

 

El maltratador elige a su presa, a una mujer que esté en un momento vulnerable, en un estado emocional debilitado.

Una vez que ha caído en sus redes comienza la fase de absorción, aislándola de su entorno, creando un estado de dependencia emocional. Lo que se traduce en que la maltratada está sujeta sólo a los intereses del maltratador, a su agenda; ella es ahora un mero satélite cautivo a su alrededor. En la siguiente fase, la de la explotación, el maltratador instrumentaliza a su pareja todo lo posible, al servicio de lo que necesite, al servicio de su comodidad, de sus caprichos –aunque sean absurdos-, a través del terror psicológico y maltrato físico. Cuando ya ha anulado su voluntad y han caído todos los muros defensivos, aparece la violencia, el terror y el desconcierto de la víctima, que dependiente emocionalmente, no ve una salida, no puede pensar por sí misma y no es capaz de predecir el siguiente ataque. La fase final es la liberación, cuando la mujer logra escapar de los mecanismo de dependencia. La denuncia y la ayuda psicológica es importante para lograr salir de la fase de explotación característica de la violencia de género.

Pero por desgracia, la fase de liberación no siempre llega, o si llega puede durar poco si cae en la espiral del abuso o el ciclo del maltrato, que se manifiesta con excusar al maltratador y justificar sus acciones para llegar a la fase de la reconciliación o “luna de miel”, donde los incidentes han sido perdonados por la víctima. Pero pronto llegará de nuevo la tensión, en la que la mujer maltratada siente la necesidad de apaciguar la situación haciéndose responsable. A continuación llegará el incidente, con el abuso verbal o emocional en forma de enfado, acusaciones, discusiones, amenazas e intimidación, y el círculo se completa volviendo a la reconciliación. “El eterno retorno”.

Una vez dentro de la red es difícil salir sin contar con la ayuda de un profesional en el área de la psicología, ya que incluso la mujer, en muchas ocasiones, retira la denuncia bajo ese estado psicológico.

La solución siempre es la denuncia y disponer de un buen abogado especialista en violencia de género.
Rasgos psicológicos del maltratador y espiral de abuso. Disponible en:



martes, 6 de agosto de 2013

Queer. Amelia Valcarcel responde a la pregunta sobre la teoría Queer

EL REINADO DEL PATRIARCADO




Empecemos por el principio.Hace alrededor de cuatro mil años,las comunidades humanas dejaron de ser grupos nómades, que viajaban de aquí para allá buscando las mejores condiciones de vida. Comenzaron entonces a establecerse en forma permanente,a desarrollar la agricultura y la cría de animales, y a producir objetos de metal, madera,tejido y barro. Junto con estas transformaciones,también surge una nueva forma de organización social: el patriarcado.

Historia del patriarcado
El patriarcado es un sistema sociocultural en el cual se considera que los hombres deben tener el poder y mandar sobre las mujeres,tanto en la familia, el trabajo como en la sociedad en general.
El patriarcado no ha existido siempre.Antes del patriarcado los pueblos se dedicaban a la caza, pesca, a la recolección y a las primeras formas de agricultura. Todas las personas pertenecían a una gran tribu. En ella vivían hombres y mujeres, niños y niñas que eran cuidados por todas las mujeres. Todas las personas dentro de la comunidad trabajaban: los varones,las mujeres,las personas jóvenes, las personas de edad avanzada. Se consideraba el trabajo de todos/as igualmente importante. Todos/as cooperaban para poder subsistir
En esta época se  desarrolló un gran respeto,admiración y estima hacia las mujeres,y a que se les comparaba con la madre tierra.Se pensaba que así como la madre tierra nos producía frutos,las mujeres podían crear vida. Las mujeres gozaban de alta estima social. No existían las ideas de que el hombre fuese superior a la mujer.
Poco a poco, la producción de bienes se fue haciendo más avanzada y se fue acumulando riqueza. Se desarrolló la agricultura y la domesticación de animales, así como la fabricación de objetos e instrumentos de trabajo.
A lo largo de un proceso de miles de años, los varones fueron adquiriendo un dominio sobre las mujeres, situación que no se conocía hasta ese momento. Saber quién era el padre de los hijos empezó a adquirir
importancia para efectos de heredar los bienes.Así,la cultura empezó a girar alrededor de la figura del varón como líder y ya no se respetaba a las mujeres como antes.
Surge así el patriarcado como la organización social en la cual las relaciones se basan en el dominio de los hombres sobre las mujeres.
Sus características son:
1) Se considera que los varones son superiores a las mujeres.
2) Se considera al varón dueño de la tierra y de los bienes que antes le pertenecían a toda la tribu: el ganado,los productos agrícolas, etc.
3) Resulta de gran importancia conocer quién es el padre biológico para la herencia de los bienes a los hijos.
El varón va a exigir a la mujer fidelidad absoluta, o sea monogamia, que sólo tenga una sola pareja. Si la mujer no cumple este precepto,entonces el varón puede agredirla, inclusive matarla. Por el contrario, el varón puede tener varias mujeres a la vez y no recibe por esto ningún castigo. La mujer está relegada al hogar y se le destina únicamente a ser madre o esposa.
En esta forma de organización social es de gran importancia la figura del patriarca, el cual es un varón que debe demostrar su “hombría” engendrando muchos hijos. El patriarca es dueño de la tierra y de todos los bienes. En este momento aparece la familia patriarcal. La palabra familia viene de la palabra famulus, que quiere decir: conjunto de bienes que pertenecen al patriarca.
El patriarcado y la familia patriarcal surgieron hace 4 mil años, se extendieron por casi todo el mundo y aún hoy, en pleno siglo XXI, siguen teniendo vigencia en nuestra sociedad.
El patriarcado, además de constituir una forma de organización social caracterizada por relaciones de poder, constituye además una manera de pensar y de actuar,que hace daño tanto a los hombres como a las mujeres.El patriarcado se sigue reproduciendo a través de las instituciones sociales. Ese proceso se llama socialización de género patriarcal.

Fuente:
Texto extraído del manual Así aprendimos a ser hombres, Campos Guadamuz (2007)